Este gato ha querido evolucionar; la idea de arañar la puerta y maullar para que su dueño lo deje entrar no va con él; y es por ello que se ha ingeniado la forma de tocar tal y como lo hacen los seres humanos.
Con una de sus patas traseras, este animal solicita pasar a la habitación; y si no le abren rápidamente, este se desespera, y con el paso del tiempo lo hace más rápido y duro; tal como nosotros.
Finalmente encuentra una forma más efectiva de entrar junto a su compañero.
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